La biografía es un texto en el que se narra, en tercera persona, la historia de vida de una persona (RAE, 2010). Etimológicamente, la palabra proviene de “biographia”, término griego compuesto: bios (vida) y graphein (escribir), lo que se traduce en español como “escribir la vida”.
Ese texto narrativo de carácter real generalmente se centra en personas importantes para una sociedad, es por eso que se destacan diferentes hechos relevantes de su vida, en orden cronológico: desde su nacimiento hasta su muerte.
En lo que concierne a los literatos, en sus biografías se menciona su origen geográfico, fecha de nacimiento, trabajo o profesión, obras publicadas y premios recibidos, entre otros datos de interés.
Los textos narrativos son aquellos en los que predomina la trama narrativa, es decir, en los que se cuenta, se relata una historia en la que suceden acciones a ciertas personas o personajes, en un lugar y tiempo determinado.
Hay textos narrativos basados en hechos reales como las noticias, crónicas, anécdotas, biografías, diarios íntimos y otros textos narrativos literarios, como los mitos, leyendas, fábulas, parábolas, chistes, cuentos y novelas.
En este último caso son ficcionales, inventados por un autor y relatados por un narrador que puede ser protagonista, testigo u omnisciente: según la persona en que narre y el grado de conocimiento que tenga sobre los hechos.
En los textos narrativo en general, si bien predomina en su organización interna la trama narrativa, también aparecen en menor medida, otras tramas como la descriptiva, conversacional, argumentativa, explicativa o instruccional.
Cárdenas (2004) señala que “subrayar un texto es identificar las ideas principales o esenciales que tiene” [2], es decir, destacar lo más importante de un escrito. Por lo general, se subraya marcando una línea recta por debajo del texto. En otros casos, se traza una línea oblicua o se resalta con marcador de color.
Pasos para subrayar:
[1] Oviedo, Gabriela Natalia Soledad (2020): “Aprender a estudiar: técnicas de estudio y estrategias para la comprensión lectora” en Material de estudio con actividades de Lengua y Literatura, [PDF] Argentina.
[2] Cárdenas, M. (2004). De la lectura comprensiva a la organización del aprendizaje. Serie Innovaciones Educativas. Instituto de Pedagogía Popular, pág. 37.
La Literatura es un género discursivo secundario, debido la complejidad de su producción. Por lo general, se divide en tres géneros literarios clásicos que son formas tradicionales de clasificar las obras de acuerdo a características comunes (como su contenido, modo de expresión, estilo, forma de escritura, estructura) que permiten a su vez, diferenciarlos de otros textos.
Los géneros son formatos o modelos de organización que se le asignan al material discursivo durante su escritura, ya que, como mencionamos anteriormente, en cada época y desde cada teoría se intenta abordar la Literatura asumiendo distintas perspectivas de análisis. Los mismos, implican también una actitud de lectura: no se lee de la misma manera una novela de aventuras que un poema.
El hecho de que especialistas coincidan acerca de la existencia de tres grandes grupos hace referencia al carácter convencional de los géneros, es decir, que nacen de un acuerdo acerca de sus rasgos particulares y diferenciadores. Dentro de cada género, existen a su vez, otras clasificaciones llamadas subgéneros.
La clasificación se inicia con Aristóteles, quien en su texto La Poética, distingue tres géneros literarios: épico, lírico y dramático. Actualmente, se reconocen como narrativo, poético y teatral.
El género poético se conoció en la antigua Grecia como género lírico.
Abarca, actualmente, las obras poéticas en todo su amplio espectro. Se trata de textos que muestran una gran subjetividad plasmada en la manifestación de sentimientos.
Estas obras tienen como finalidad expresar la interioridad del emisor apelando a recursos literarios, rima y ritmo que enriquecen el uso del lenguaje para generar sentido y darle musicalidad a los textos.
En los textos poéticos el/la poeta hace uso de la máxima capacidad expresiva de las palabras y construye una voz: el “yo poético”, para que asuma la emisión y desde su perspectiva los lectores podemos leer, comprender e interpretar la obra poética que por lo general se escribe en versos, pero algunos escritos, están en prosa.
Los poemas están formados por versos y estrofas.
Los versos son palabras o conjunto de palabras escritas en cada línea y constituyen una unidad rítmica mínima. Los versos de un poema pueden responder a un esquema métrico y a un esquema de rima. Cuando no se cumple ninguna de las dos condiciones se habla de verso libre. Cuando respetan el esquema métrico pero no riman, se habla de verso blanco.
El esquema métrico responde a la cantidad de sílabas que tiene cada verso. Si bien las sílabas métricas pueden coincidir con las gramaticales hay licencias poéticas como la sinalefa, diéresis y sinéresis que permiten contabilizar las sílabas de otra manera.
De acuerdo a la cantidad de sílabas los versos se denominan: monosílabos, bisílabos, trisílabos, tetrasílabos, pentasílabos, hexasílabos, heptasílabos, octosílabos, eneasílabos, decasílabos, endecasílabos, dodecasílabos, tridecasílabos y alejandrinos (14 sílabas). A partir de allí, no reciben nombres especiales (se dice, por ejemplo, es un verso de 16 sílabas). Según la medida los versos pueden ser de arte menor (con ocho sílabas o menos) o de arte mayor (con nueve o más sílabas).
La rima es la repetición de los sonidos de dos o más palabras a partir de la última vocal acentuada del verso. La rima puede ser, según coincidan o no todos los sonidos, consonante o asonante. En la primera, la coincidencia de sonidos es total, es decir se repiten vocales y consonantes, mientras que en la segunda, solo coinciden las vocales (siempre, como ya dijimos, a partir de la última vocal acentuada de cada verso).
Poema LXXXV, Antonio Machado, Obra poética (1944)
Nieve, viento y sol. Atahualpa Yupanqui, letra de canción (1977)
La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Desde mis montañas
Nieve, viento y sol
He bajao al valle
Pa verte mi amor
Riman en forma consonante el primer verso con el tercero, y el segundo verso con el cuarto.
Riman en forma asonante el segundo y cuarto verso.
Por lo general, un esquema de rima utiliza letras para mostrar las líneas que lo hacen. Por ejemplo, el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define el soneto como aquella composición de carácter poético formada por un total de catorce versos endecasílabos (de 11 sílabas), que se distribuyen en dos cuartetos y dos tercetos.
Asimismo, en la mayoría de ocasiones, dentro de cada cuarteto, el primer verso (A) y el cuarto (A) comparten rima, así como también lo hacen el segundo (B) y el tercero (B). En el caso de los tercetos, es generalmente, CDC – DCD.
La estrofa es el conjunto de versos cuya forma se repite a lo largo de un poema, con características iguales. En la poesía moderna, las estrofas no tienen el mismo número de versos, ni la medida ni la rima. Se reconocen porque en la estructura del poema van separadas por un espacio.
Las estrofas clásicas más comunes son: cuarteta (cuatro versos); quintilla (cinco versos); octava (ocho versos); décimas (diez versos).
Poesía y poema suelen ser usados como sinónimos pero no son lo mismo.
La poesía es el género poético: el arte de la expresión, una forma particular del lenguaje literario. En cambio, el poema es la composición, la obra escrita en versos o prosa, con recursos, métrica, ritmo y rima.
Por eso: puede haber poesía en descripciones, relatos, diálogos que focalizan en la manifestación estética, en la belleza de las palabras pero no constituyen un poema.
De acuerdo al número de sílabas que contenga cada verso, a su acentuación y ritmo, así como a su organización en distintos números de estrofas, los poemas adquieren distintos nombres: soneto, décima, romance, elegía, oda, canción, sátira, égloga, entre otros.
Con el tiempo, se crearon poemas a modo de imágenes visuales como el caligrama o se transmitieron impresiones muy precisas como el haiku.
Chiflando una tonada en las totoras
y peinando el sauzal, retoza el viento
rempujando las crespas marejadas
que entre esquilas de espumas van muriendo.
Como pa’ hacer brillantes ñanduceras
están las tres Marías en el cielo.
Se ha fundido una estrella y cái su chorro
como lágrima en arco entre el estero.
No pica; con plomada o sin plomada,
de espinel o pateja, da lo mesmo.
Tan hablando en temblor las correntadas
y se duerme la liña entre los dedos.
Hay plata en el zanjón, en las escamas,
en la ristra briyosa ‘e los anzuelos,
en el cuchillo de cortar carnadas,
y en esa «bola de uno» del lucero
que se ha ceñido al corazón arisco
pa’ que levante luces en el pecho.
¿Qué tendrás pago, que te quiero tanto?
con tus chajás, tus brujas y tus teros,
con los beyones de tus garzas blancas,
con el pico platiao de tus boyeros,
con tus garcitas moras que se visten
en tus jacarandases y tus cielos,
con tus torcazas llenas de ceniza,
con Juan Soldao, el de la brasa al pecho;
¡qué tendrán tus calandrias que me yaman,
tus chororoses y tu tordo islero,
y tus viuditas tristes y esa chispa
que dio el fogón pa’ la brasita ‘e juego,
y qué tendrás, que entre mis noches pasa
siempre un arisco cardenal ardiendo!
¡Esos son tus gualichos en mi amargo,
ésa es la brujería que me has hecho,
ése es el espinel que le has tendido
pa’ prender en sus ganchos al Mielero!
Soy de tus islas un timbó cualquiera,
y en tus zanjones, curupí a los vientos;
sauce embrujado de cualquier barranca,
y un llanto colorado entre tus ceibos,
y soy, por una herencia de la suerte,
con mi lanza en la voz, sanjavielero.
¡Muchas gracias, patrona doña vida,
que me has hecho sorsal. Estoy contento!